Se jugaba en el Artemio Franchi uno de los duelos más calientes de la Serie A, una rivalidad muy fuerte nacida desde las gradas y en varios barrios de la ciudad de Florencia donde todo lo que huela a bianconero es rechazado. Juventus no podía tropezar y además, el resultado de la ida hacía pensar que la Madama tenía ansias de revancha.