El Dojo Bushitao de Shotokan, un espacio de karate para descubrirse a uno mismo, con respeto y superación

El Dojo Bushitao de Shotokan, un espacio de karate para descubrirse a uno mismo, con respeto y superación

|

Dojo fb

Fiorella Acosta, Paola Gamarro y César Acosta lideran un grupo apasionado por el karate y con muy buenos resultados. (Foto: www.talentosports.com.ar)


Sobre el tatami, y frente a una decena de alumnos, el sensei César Acosta despliega los movimientos y la sensei Paola Gamarro corrige los detalles. Como en una familia, ambos se complementan para que todos y cada uno de los alumnos vayan adquiriendo las técnicas del Karate Do que propone el estilo Shotokan, de origen japonés.


César y Paola son la piedra angular del Dojo Bushitao. Su nombre deriva de dos palabras que expresan su espíritu: el Bushido ("el camino del guerrero"), un código ético de los samurai que exigía lealtad y honor; y el Tao, cuyo objetivo es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, enseñarle a fluir, a integrarse en sí mismo en concordancia y armonía.


“Tenemos dos filiales de Bushitao, una en Tanti y otra en el Sindicato de Molineros de la Ciudad de Córdoba. Son dos grupos separados, con recorrido tanto en la parte marcial como deportiva”, explica el sensei.

FIORELLA ACOSTA Y VALENTINA CASTRO SON LAS DOS ATLETAS DE ALTO RENDIMIENTO DE REFERENCIA DEL DOJO BUSHITAO. AMBAS HAN TRASCENDIDO LAS FRONTERAS REPRESENTANDO AL PAÍS EN COMPETENCIAS INTERNACIONALES

En ambos Dojos han logrado imprimir un rasgo característico, que desciende a sus alumnos. “Consideramos a nuestros alumnos como una individualidad. Comprendemos que todos somos diferentes y que todos necesitamos ser acompañados y guiados. Cada vez que nos llega algún alumno, no importa la edad, el sexo o si tiene alguna condición física particular, siempre estamos dispuestos a recibirlo y acompañarlo. Queremos que crezcan no sólo en lo deportivo o en el arte marcial, sino como seres humanos. Eso es algo que nos mueve mucho”, detalla Paola Gamarro. 


Y agrega: “Buscamos que haya buenos karatecas tanto en lo técnico como lo táctico, y si hablamos de competencia, nos gusta entrenar atletas que puedan ser campeones; pero no descuidamos esta otra parte que es sumamente importante. En Shotokan tenemos nuestro Dojo-Kun que dice: ‘intentar perfeccionar el carácter; ser correcto, leal y puntual; tratar de superarse; respetar a los demás; abstenerse de procederes violentos’. Eso es un lema de vida. Desde el día que decidí aprender karate y aprendí el Dojo Kun, me lo llevo para el día a día para el resto de mi vida”.


Para César Acosta, “nuestra fortaleza está en el desarrollo físico e intelectual a la vez, por el estilo en sí del karate Shotokan. El karate se origina en Okinawa pero este estilo es netamente japonés. Toma a práctica del karate y lo transforma en algo más completo, que incluye lo filosófico y lo atlético. Da un salto de calidad en la práctica, que abarca el ‘todo’ en la persona. Por eso hablamos del Dojo Kun como una práctica en el día a día. La fortaleza nuestra está en los katas y en el kumite, pero también en la filosofía”.


Pero, ¿qué tiene el karate que no tienen otras artes marciales? Para el sensei Acosta, “en el karate, con la fisonomía física que tenga, puede practicarlo. Hace fuerte a todos. Hay karate adaptado, para ciegos o con discapacidad motriz. Buscamos que la formación del karate abarque a todas las personas, lo puede practicar cualquiera y es una posibilidad que alcanza a todos, para el desarrollo intelectual, físico y personal”.


La sensei Gamarro acota que, aunque le gustan otras artes marciales, “el karate te regala esto del camino del autoconocimiento. Descubrís quién sos realmente. Te permite conocer tus limitaciones, tus debilidades, no sólo físicas, sino anímicas e intelectuales. Te permite darte cuenta que siempre podés superarte, te da confianza. El niño o joven genera un cambio porque se conoce, y esa confianza llega primero desde lo físico, y después por descubrirse desde lo psicológico o anímico. Lo primero que uno aprende es la cortesía y el respeto. Se tranquilizan y entienden que el camino va por otro lado”. 


En ese sentido, el Dojo juega su rol: “lo acomoda y se lo cobija para que pueda entender y conocerse un poco más. Después el autoconocimiento y el descubrimiento de la persona frente al otro, hace que piense y reflexione qué está haciendo. Y eso hace que el karate sea distinto, pero siempre formando personas útiles para la sociedad”, concluye César.


El estilo Shotokan se caracteriza por golpes rectilíneos penetrantes, y bloqueos angulares, en mantener posiciones bajas durante gran parte de su ejecución, y por movimientos preparatorios largos (más no lentos) en sus acciones, para potenciar los ataques y las defensas. Pero en el Dojo Bushitao, sus dirigidos no aprenden sólo eso. Hay un Dojo Kun que va más allá de los tatami y que se graba a fuego:

“Intentar perfeccionar el carácter; ser correcto, leal y puntual; tratar de superarse; respetar a los demás; abstenerse de procederes violentos”.

Dojo Bushitao.