“Cállate cab….”, el exabrupto de Castella en Guadalajara
Las cosas no le habían rodado como hubiese querido, su primer toro lo habían regresado por falta de presencia y en su segundo apenas si pudo regalar algo de su fino quehacer.
Pero le habían negado la música, y el público impaciente porque el Castella del indulto en marzo del 2020 no había regresado al nuevo progreso, lo terminó de incomodar con gritos de exigencia… y el torero galo explotó! .. “Cállate cab….” murmuro en el instante que la plaza hacia el silencio para observar la suerte suprema del francés.
El grito llevó como destino el tendido de sol, una voz anónima distraía la atención con arengas a los equipos de fútbol en la ciudad, no sin antes haber increpado la actuación de Sebastian.
El detalle lo aplaudió un sector importante de la plaza, hecho que empoderó más a Castella que buscaba con retadora mirada al aficionado que lo incomodó.
El hecho no pasó desapercibido para el juez de plaza, Alfredo Sahagun Michel.
“En la plaza debe haber un respeto recíproco entre público y torero, pero es claro que este joven (Castella), es de mecha muy corta”, dijo la autoridad.
Para Sahagun la molestia del espada se manifestó desde que fue devuelto su primer enemigo, un toro que estaba contemplado para ser reserva y que los toreros pidieron incluirlo en el sorteo de los lotes de la lidia ordinaria. “Ahí empezó todo” comenta el juez y agrega que Sebastian pagó su error pues al
culminar su labor, “nadie pidió la oreja para él”.
Por su parte, Ernesto Pérez, titular de la Peña Taurina más antigua de Guadalajara, la peña “Mal de Montera”, señaló que la expresión de Castella fue así: “CALLA HOMBRE, TIENES TODA LA TARDE JODIENDO”.
A decir de Pérez, el torero manda en el ruedo y así como calla a la banda cuando lo cree necesario, puede pedir que el respetable también guardé silencio.
“Lo malo es, que el torero se enganche en lo que grita la gente, y no atienda su trabajo”, apuntó.
Por su parte, Felipe Álvarez, presidente de la Peña Guadalajara consideró que Castella hizo bien en increpar al aficionado que no supo respetar lo que hacía el matador en el ruedo.
Con todo esto en su cabeza, fue más que evidente que Castella abandonó el coso con gesto adusto y con mucha prisa, casi sin atender a los aficionados que lo esperaron en el patio de cuadrillas.
Información: Luis Fernando Lepe
